CUANDO TOMAS MI MANO
Es impresionante cómo funciona el
amor que sentimos hacia los hijos. Son toneladas que destinamos desde nuestro rol como papás,
y con sólo unos pequeños gestos, sentimos que el mundo es pequeño a comparación
de la felicidad que logran hacernos sentir nuestros hijos.
Cuando yo era pequeña, había un
comercial de una marca, en el cual una mamá, que recién había tenido su bebé,
estaba observándolo y de repente este estornudaba y ella sonreía con lágrimas
en sus ojos, y finalizaba diciendo que era “El lenguaje del amor”. Con esta
imagen yo pensé que todo en ese momento sería felicidad, y todo estaría muy
bien, nada sería doloroso, ni retador, simplemente todo en paz.
La verdad es que cuando llegué al
momento de tenerte, este comercial me enfrentó a dos realidades, una que para
mí fue falsa y otra que fue una de las grandes verdades que he conocido. Cuando
te tuve la sensación que más recuerdo es de cansancio, estaba demasiado agotada
y adolorida, mi cuerpo no daba más, y realmente sentí cansancio por mucho tiempo,
ya que venían nuevos retos para el cómo amamantar, mi mente tampoco estaba en paz, siempre
pensaba que podría salir mal contigo y que cuidados constantes iba a tener que
implementar para que todo estuviera bien, y emocionalmente tenía ansiedad y estrés. Los primeros meses me dejé
llevar de momentos de felicidad,
momentos de culpa y momentos de
frustración. Hasta de dije ¡Ya no más, me voy a disfrutar ser mamá!
Estamos en el proceso contigo de
aprender a caminar y ha sido un aprendizaje para todos, en la familia para
controlar los nervios porque te has llevado un par de golpes, para papito el
estar ahí conectado contigo y para mí en el soltar en control y dejarte ser.
Hace un par de días estábamos en tu cuarto jugando a pararnos solitos, te
estaba sosteniendo de pie en mis piernas, cuando de repente estiraste la mano
buscando la mía, y la agarraste
fuertemente para empezar a caminar, mis ojos se llenaron de lágrimas,
cuando empezaste a andar rápido y soltaste una carcajada, sentí “Estamos en el
mismo equipo”… verás hijo verte crecer ha sido también ver crecer a mamá Paola,
así como tú aprendes cada día, yo aprendo contigo las diferentes facetas de
Paola en este nuevo rol, que ya casi completa un año.
Acá viene la verdad que me reveló
aquel comercial que vi cuando era pequeña, es que si es el lenguaje del amor,
tu eres el lenguaje del amor, es posible
sentir amor, en cada pequeño movimiento que haces, cuando elijes que juguete
tomar, cuando comes tus galletas, cuando duermes, cuando ríes, y cuando decides
tomar mi mano y mostrarme que VAMOS GANANDO,
y juntos vamos caminando hacía nuevos retos.
Gracias hijo por tomarme de la mano,
gracias por invitarme a estar en tu equipo, iniciar este reto de tu mano me
llena de felicidad, y a pesar de sentir cansancio en ocasiones, la ansiedad se
ha desvanecido, y se ha reinventado en fuerza para GANAR DE TU MANO.